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The future of gaming: PlayStation 5

La gran nueva consola de Sony, que tendrá una edición sin lector de disco, se presenta rodeada de juegos y deja la información sobre precio, fecha y funcionalidades para otro día.

The future of gaming, así se llamaba el evento digital, resultó ser un formato muy parecido a otros vídeos similares. Durante algo más de una hora, sin mucho tiempo para cháchara entre un tráiler y el siguiente, fueron desfilando una veintena de juegos. Vimos la secuela de Horizon: Zero Dawn y algo de Marvel’s Spider-Man. Vimos a Gran Turismo recuperando el número. Vimos un puñado de indies que vuelven a desafiar esa etiqueta y a varios de los títulos multiplataforma que empezarán a definir la nueva generación de consolas.

Y sí, vimos la PlayStation 5. Las PlayStation 5.

La máquina fue de hecho el one more thing de la noche. Se guardaron para el final este diseño extraño, más blanco que negro y más feo que rompedor. Es un cacharro distinto a todo lo que se había propuesto como filtración y especialmente grande –dan un poco de miedo las comparativas que han preparado algunos a partir de la ranura para discos, aunque solo hace falta ver el tamaño de la consola en relación al mando DualSense.

Una inesperada PlayStation 5 Digital Edition, que mantiene especificaciones y prescinde del formato físico, se lleva unas décimas más en la valoración por su silueta más agradable y simétrica.

No solo no se despejó la incógnita del precio, sino que ahora tenemos X e Y. ¿El modelo sin lector por 450€ y el otro por 500€? Por ahí van la mayoría de apuestas, pero ni idea. «Holyday 2020» y gracias.

Sin fecha para la consola, claro, tampoco puede haberla para los juegos. El único que ahora mismo cabe esperar de lanzamiento, entiendo, es Marvel’s Spider-Man: Miles Morales. Sería lo suyo saber más o menos de qué va la cosa; durante la presentación podía colar como secuela, horas después se dijo que era una remasterización con nuevo contenido y al final se ve que es una aventura independiente y más recogida, en la línea de Uncharted: El Legado Perdido.

Pero lo más gordo de Insomniac Games fue Ratchet & Clank: Rift Apart. Una fantasía interdimensional, un dos por uno impecable: juego irresistible y demo técnica perfecta para, a falta de Cerny, refrescar el discurso sobre el disco SSD. Impensable, a diferencia de otros, ver eso en una PS4. Y lo mismo por eso no tiene fecha de salida.

Tampoco sabemos cuándo llegará Horizon: Forbidden West, el que tiene más papeletas para convertirse en abanderado de la primera oleada. Impresionante su primer tráiler, por graficotes y por variedad de entornos –nos puede eso de los mundos clásicos, de la selva, el desierto, la nieve y el fondo marino. Queda lejos la Guerrilla Games de Killzone: Shadowfall, que siete años atrás sí tuvo que darse prisa para coincidir con el estreno de PlayStation 4. Estando Hermen Hulst de jefazo en Worldwide Studios, Aloy debería tener una oportunidad de oro para tutearle a un Kratos o a un Nathan Drake.

Acabaron de amortizar el nuevo logo de PlayStation Studios con Gran Turismo 7, Sackboy A Big Adventure –menos editor y más Super Mario 3D World; lo desarrolla Sumo Digital–, Astro’s Playroom –gratis, para probar la respuesta háptica y demás pijadas del mando– o Returnal, un roguelike de Housemarque. Ojo también con el Destruction All Stars, porque en Lucid Games hay gente de Bizarre Creations y hay algo de Dreamcast tanto caos.

Y falta Demon’s Souls, otro remake de Bluepoint Games con apoyo del Japan Studio. Vete a saber si tienen un grupo de Whatsapp con Miyazaki, porque impone bastante un proyecto así, aunque no se puede ser más de culto que Shadow of the Colossus y aquella revisión, sin Fumito Ueda, quedó de lujo. Tiene sentido recuperar una exclusiva de From Software, desde luego, pero debo decir que en algún momento lo imaginé más espectacular.

Tampoco me entusiasma lo de tener que estar pensando ya, otra vez, en varios modos para los gráficos. Rendimiento o resolución. No se puede tener todo, nos recuerdan, antes de que tengamos nada. ¿Cuándo? Ni idea.

Más allá de Sony, no podían faltar invitados como Capcom, Square-Enix o Bethesda.

Los de Resident Evil se trajeron, efectivamente, un Resident Evil: el ocho, que se atreve a repetir la jugada de la coletilla y los números romanos con Village. Acertaron los rumores con eso, con los hombres lobo y con la montañas nevadas. No vimos venir, en cambio, ese Pragmata que podría ser un Dead Space de Kojima. Firmo, qué te voy a contar, aunque se espera para 2022. Saldrá para PS5 y también para PC y Xbox Series X.

Las otras dos editoras, en cambio, apuestan de entrada por el console exclusive. Me olvidé de Luminous Productions poco después de que se marchara Hajime Tabata, pero puede salir algo bueno de mezclar Final Fantasy XV y Agni’s Philosophy en Project Athia. Por otra parte, sorprende que Bethesda haga esperar a Microsoft con Deathloop y Gostwire Tokyo: Arkane celebra su 20 aniversario con un Dishonored canallita y Shinji Mikami, en vez de aceptar su destino y ponerse con Vanquish 2, nos soltó un tráiler de los tiempos del control gestual.

Apasionante también, aunque imposible de agrupar, el salto de generación para los desarrolladores independientes. Hay indies que se hacen más indies y otros que, por factura técnica, parecen cualquier cosa menos eso. Tremenda pinta tienen Kena: Bridge of Spirits, Little Devil Inside –que reaparece unos mil años después de su campaña en Kickstarter– o Stray, por decir unos pocos.

Que hubo de todo, vamos, y para todos. Por ahí va el eslogan que sustituye al de «Para vosotros, jugadores»: «Play has no limits». Sin embargo, y aquí empiezo con mis contradicciones, no sé cuántos límites se pueden romper con una presentación tan, tan, tan PlayStation –con mascotas y viejos conocidos como para llenar, si no un All-Stars Battle Royale, sí un Move Heroes. Es más una reflexión que un problema, desde luego: nadie se va a quejar por la vuelta de Demon’s Souls y la gran sorpresa –sí faltó un título tan inesperado como Silent Hill– tenía que ser un reboot. Estamos un poco más atrapados de lo que nos gustaría reconocer, pero, repito, seguramente no pasa nada. No si Miles Morales está a la altura de Peter Parker. No si Superbrothers o Heart Machine siguen tan inspirados como la última vez.

Imposible culpar a Sony por querer vender continuidad, después de sus muchos éxitos con PS4. Completamente lógico, por lo mismo, que gran parte de la comunidad pida primero eso. Después ya se verá.

Queda para otro día lo relacionado con servicios y funcionalidades a nivel de plataforma. A PlayStation Plus no le vendría mal un meneo –ni un Resogun– y todos suponemos que PlayStation Now irá ganando importancia. Yo sigo más preocupado por la posible respuesta al Smart Delivery de Xbox: sabemos que Destiny 2 pasará de PS4 a PS5 sin peajes, pero ayer descubrimos que nos quieren volver a vender GTA V, con cuatro retoques, a finales de 2021. Ni siquiera está claro, con el primer Horizon a punto de estrenarse en Steam, cómo hay que interpretar la etiqueta de «PlayStation Exclusive» en el vídeo promocional de Forbidden West.

En agosto, decían algunos, más. Hay tiempo hasta finales de año para ir resolviendo dudas. De momento, tengo varios nombres apuntados y una sensación no tan distinta a la que me solía quedar después de una buena conferencia. Todavía no sé si ilusionarme, pero desde luego salí bastante satisfecho de Twitch. No fue un E3, pero sí lo más parecido que hemos tenido este año. Y hacía falta, carajo: se agradece que el futuro esté un poco más presente.

FV

Diseñador gráfico y web, con ganas de trabajar y aprender todo lo posible de este campo tan variado. Creativo tanto en la vida laboral como personal. Diseñar es el arte de transmitir gráficamente lo que uno imagina. Imagina, crea, diseña.

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